Hoy fue un buen día. Hoy comprobé que aún con todos los cambios que he visto en mi vida últimamente, he podido mantener firme lo más valioso para mí… Formar parte de la vida de mis hijas.
Hoy le
dediqué el día completo a mi hija mayor en su paseo de curso.
Todo iba
perfecto hasta que… si, siempre hay un hasta que… y esta vez fue ¨Tu hija
mordió al muchacho que atiende ese juego¨. Inmediatamente explotó dentro de mi
ese yo interior que es impulsivo y que
a veces odio a más no poder; ese yo
que cree que se debe a los demás; ese yo
que como gatillo de revolver estalla con el más mínimo estímulo y desea ser ¨socially acceptable¨ y llega a pedirle perdón a quien me pisa por
haber cometido la osadía de meter mi pie debajo del suyo.
Ese yo llegó hasta la punta de mi lengua e
iba a empezar a disculparse y a regañar a la niña… pero no, Hoy no… Hoy me
permití dejar en un segundo plano ese impulso y darle chance a la razón.
Esa no es
una conducta normal de mi hija. Cómo fue que llegó a eso? Qué le hicieron? Por
qué?
Entonces
ahí se aclara el panorama. No es lo mismo que una niña de 5 años muerda a un
adulto que le está ayudando a jugar, a que una niña de 5 años en un disfraz de
policía, luego de recibir por 10 minutos un entrenamiento sobre cómo actúan los
policías y luego de llevar 10 minutos más corriendo de arriba abajo detrás de
un ladrón (que es un empleado del lugar y que le está ayudando a jugar) y luego
de varios intentos fallidos de atraparlo, en un momento de tenerlo cerca quiera
agarrarlo hasta con los dientes. No, no es lo mismo.
Me aparté.
Pensé como hablar con ella… como explicarle que esa conducta no es correcta,
que morder es violencia y la violencia nunca es buena; como hacerle entender
que no debe llegar a ese punto; incluso como señalarle hasta los riesgos de
salud que involucra morder a un extraño!
En ese momento la vi acercarse hacia mí
corriendo, burbujeante y feliz… y me dije ¨No, Hoy No¨ Hoy no será el día que
regañe a mi hija por haber hecho lo que le pidieron. Hoy no voy a explotar la
burbuja de inocencia que sólo le permite ver todo esto como un juego. Hoy
quiero que esa hija de pelo rebelde siga siendo competitiva a más no poder pues
así siempre la quise y así la he criado. Hoy quiero que esos ojos expresivos
vean sus metas y hagan todo lo que esté a su alcance para atraparlas, incluso
hasta con los dientes.
Mañana será
otro día… ya veremos
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